viernes, 4 de noviembre de 2016

Gallos de pelea



Los llamados gallos de pelea, de combate o de lidia pertenecen a un grupo de razas o tipos raciales de pollos domésticos, que se caracterizan por tener un comportamiento sumamente agresivo y se crían extensivamente con el objetivo de enfrentar los machos entre sí a manera de diversión y entretenimiento para quienes gustan de este tipo de espectaculos.
La agresividad se manifiesta tanto en las hembras como en los machos desde edades tempranas y a los pocos meses de vida resulta indispensable separar los machos unos de los otros para evitar que se peleen, ya que no se toleran compartiendo un mismo espacio.

Un factor importante en relación con este comportamiento es el estacional. Cuando los gallos están pasando por la muda anual del plumaje reducen significativamente su agresividad y tienden a rehusar la pelea.
Lo que mejor distingue a los gallos de pelea de las demás razas de pollos domésticos es su comportamiento. Los gallos de pelea tienen altamente desarrollado el sentido de la territorialidad y consideran como rivales a todos aquellos que transgredan los límites de su territorio.
Aunque los machos se suelen comprar y vender en el mercadeo de gallos de pelea, la tradición con las hembras es totalmente diferente: Las gallinas no se venden ni se compran. Las hembras sólo se pasan de un criador a otro mediante regalo o préstamo y sólo así pueden obtenerse polluelos hembras de esa gallina. Una gallina madre de gallos probados en la pelea se considera una gallina "probada" y constituye un regalo muy preciado entre los criadores.
Debido a los muchos cruzamientos entre gallos y gallinas reproductoras y al celo y la discreción de los criadores, a veces resulta imposible distinguir la procedencia racial de las aves. No obstante pueden distinguirse algunas razas o tipos raciales que han dado origen en su conjunto a los gallos de pelea actuales.




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